Así empezó nuestra plática con Augusto Bojórquez: “Cancún requiere ser una
ciudad más generosa con su gente y que el bienestar alcance para todos”.
Pocas familias pueden figurarse como fundadoras del paraíso del Mar Caribe, y
en el caso de Augusto Bojórquez, no sólo se nota ese amor por Cancún gracias a
la historia genealógica que lo liga a la ciudad, sino se puede percibir ese
deseo genuino porque Cancún sea un paraíso para todos sus habitantes, pues como
él expresa, no se trata de que le vaya bien a unos, sino que le vaya bien a
todos.
Augusto considera que Cancún es un espacio de claroscuros, pues sabe muy bien
que se tienen todos los recursos necesario para generar más luz que oscuridad,
y a su parecer, es necesario que este barco en el que viajamos todos, tenga un
rumbo comprometido con los ciudadanos, y que no sólo dedique su tiempo a
diseñar campañas y obtener puestos políticos.
Rememora los comicios de 2002, y menciona que estuvo a punto de ser el
candidato por la presidencia municipal, y aunque no lo logró en esa oportunidad,
se dice satisfecho porque lo importante no es prometer, sino hacer las cosas
bien y a favor de la comunidad, y él ha venido generando mucho desde su trinchera,
y eso, es más que satisfactorio, porque como bien dice, hay que dejar de hacer
como que se hace, y empezar a hacer de verdad.
Bienestar para todos
Ante la pregunta expresa de qué podemos hacer para mejorar a nuestro Cancún, Augusto lo tiene claro, se debe apostar por el bienestar de las familias, el esparcimiento y la seguridad.
“Cancún tiene lo suficiente como para crear proyectos integrales que beneficien a todas las familias, por ejemplo, el gobierno en turno o cualquier otro, podría crear espacios sanos para la convivencia familiar, como sería una serie de parques urbanos, espacios recreativos con vastas extensiones de vegetación y fuentes con agua para el deleite de los niños, Cancún fácilmente podría contar tres grandes parques en la zona de Tierra Maya, la Huayacán y en los alrededores de la Universidad del Caribe, áreas donde las familias podrían disfrutar y relajarse, es el momento de crear las reservas territoriales disponibles en este instante para los parques urbanos”, este es su llamado a las autoridades en turno.
Esta es tan sólo una de las ideas que Augusto nos comparte, y que no le molestaría que algún funcionario la tome como suya y la ejecute, pues al final, lo que realmente importa es que los cancunenses puedan vivir disfrutando de su Cancún, y que las desigualdades que hoy existen, disminuyan notablemente y que el Cancún de las luces se extienda a toda su población.
Cancún, lo hacemos todos
Sin embargo, también nos recuerda que no todo es cuestión de un buen capitán, nosotros como cancunenses también tenemos que contribuir al cambio que nuestra ciudad requiere, y a modo de ejemplo, lanza la comparativa de un Campeche que en la última década ha mejorado enormemente como ciudad, pese a no contar con los mismos recursos que Cancún posee. Cabe mencionar que Campeche actualmente ofrece a sus ciudadanos y los visitantes unas hermosas fuentes danzarinas en un teatro creado exprofeso frente al mar, esto muestra un interés de sus autoridades para crear sendos espacios de esparcimiento para su gente.
Otro tema que podría contribuir sin duda a mejorar la calidad de vida de los cancunenses, sería que en las regiones y zonas populares de Cancún tuvieran el servicio de internet público gratuito, lo que permitiría que las familias pudieran tener acceso directo a las clases en línea y otros temas relativos a la educación y a la información, lo cual forma parte de las necesidades básicas de una familia hoy en día.
Por ello, hace énfasis nuevamente en el hecho de que Cancún puede ser más grande de lo que imaginemos, con un presente y futuro muy promisorio con todas las obras que se están realizando, como el Tren Maya y la carretera Cancún-Mérida, pero que contemple una visión de la que sean partícipes todos sus ciudadanos. Sólo hace falta que nos decidamos y dejemos de hacer como que hacemos.
Y eso deja la pregunta en el aíre, ¿Quién será aquel o aquellos que acepten el reto de hacer de verdad?, sin duda, Cancún no es una ciudad para simulaciones y está en nosotros cambiarlo, es así que Augusto Bojórquez nos invita a pensar en el Cancún que puede ser.
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